La historia es una sucesión de acontecimientos impulsados por fuerzas y factores económicos, sociales o naturales que la modelan. Estamos acostumbrados a entender esos hechos como partes de una línea de acontecimientos fijada en el tiempo o desarrollada en ámbitos geográficos muy concretos, como cápsulas.
Sin embargo, como el clima, la historia de las gentes está conectada entre sí a una escala mayor. Y esa es la base del proyecto educativo llamado GeaCron.
El origen de GeaCron no puede ser más anecdótico. Su impulsor fue Luis Múzquiz, quién en sus tiempos de estudiante de Geografía e Historia en una universidad española cayó en la cuenta de un gran defecto de las exposiciones de los acontecimientos históricos de enciclopedias y libros de divulgación era la falta de sincronía en las exposiciones.
Cada época por su lado
Los hechos que se relatan se suceden en un orden cronológico por áreas geográficas y de manera independiente. Egipto por un lado, Babilonia por otro, Roma por otro, China por otro… Pero no es muy común encontrar detalles sobre lo que sucedía al mismo tiempo en diferentes culturas y en zonas distantes del mundo.
Armado con un sistema de cruadrículas y dividiendo el tiempo en grupos de cincuenta o de cien años, acertó a relacionar los hechos históricos. Con el tiempo aquel sistema artesanal basado en el papel y el lápiz se complicó, se fueron sumando y sumando más datos.
El proyecto digital en una web de GeaCron se inició en 2004, pero no se lanzó hasta 2011 en el que finalmente se publicó. Desde 2011, el proyecto educativo ha ido añadiendo mejoras, como añadir funcionalidad de Google Maps y contenidos en siete idiomas, entre ellos, el ruso y el japonés.
GeaCron se adelantó a su tiempo, ofreciendo una perspectiva globalizada de lo que ha hecho la Humanidad para llegar hasta el punto en el que se en cuenta hoy.
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