Opiniones de todo

Microteatro como actividad de emprendiduría cultural

La cultura ha sido una de las grandes damnificadas por los recortes que ha traído la crisis económica en España. Pintores, actores, escritores, creadores todos, han tirado de creatividad y de las oportunidades de nuevos formatos y de no poca tecnología para seguir en la brecha y no renunciar a sus sueños.

 

Uno de los ámbitos más originales que han surgido como consecuencia de la desaparición de las subvenciones al teatro es el formato del microteatro. Se trata de una actividad de emprendiduría trasladada a la escena, tan original como novedosa.

El microteatro es lo que parece que es, teatro en pequeño. Un teatro con obras en las que no hay escenario, en las que nunca hay más de tres actores, en las que las obras tienen un tiempo de escena limitado, en ocasiones a los tres actos típicos, pero sobre la base de minutados con tempos menos prolongados.

Y ¿qué más?. Pues, un sólo director de escena y un guionista que a veces intercambian los papeles -nunca mejor dicho-. Lo demás, no más de quince espectadores en también no más de quince metros cuadrados.

En las puestas en escena el espectador puede ver con toda claridad hasta seis peculiaridades de este tipo de obras en clave de actividad de emprendiduría. A saber:

– Teatro vivo. Se trata de puestas en escenas cercanas, sobre los mismos espectadores. Con cinco minutos entre pase y pase.

– Teatro sin trucos. Los actores dan la cara, los espectadores ven cara a cara a los actores y los actores tienen a los espectadores encima, tanto que hasta pueden oír sus comentarios y, si es así, sus quejas. Los espectadores acaban convirtiéndose en un personaje más de las obras.

– Espontaneidad. El público está tan encima de los actores que a veces no acaban las historias cuando terminan las piezas. Se dan casos de que tras las obras se produce un debate espontáneo que resulta enriquecedor.

– Boca a boca. El microteatro maneja como pocos formatos de teatro ese boca a boca de marketing que es tan típico de la cultura popular.

– Obras que evolucionan. El contacto tan estrecho con el público hace que los actores vayan haciendo evolucionar sus personajes de una manera natural, adaptándolo a las necesidades de un público que vibra con cada frase y con cada apuesta escénica.