Llevamos toda la vida acostumbrados a la cortina de baño. La mayoría de nosotros creció en una casa en la que la norma era la bañera y siempre venía acompañada de una cortina impermeable para que el agua no inundase el baño. Una de las ventajas más variopintas de estas cortinas eran que podían venir con millones de estampados, pero más allá de eso no tenían muchas cosas buenas más allá de que cumplían su función sin más.
De un tiempo a esta parte, se han modernizado los platos de ducha. Al popularizarse, trajeron consigo las mamparas de ducha, y desde que las conocemos no podemos dejar de ver que tienen más comodidades que a las clásicas cortinas. Para empezar, son mucho más seguras, ya que no existe la posibilidad de pisarlas mientras te duchas y resbalarte, uno de los miedos más comunes cuando éramos pequeños. Además, son mucho más elegantes y no necesitas descolgarlas para limpiarlas.
Si has decidido dar el paso de comprar una mampara de ducha, te contamos qué debes tener en cuenta para saber elegir cuál es la que mejor se adapta a ti.
Cómo elegir la mampara de ducha perfecta
Una de las cosas que más tienes que tener presente, obviamente, es si tienes una bañera o un plato de ducha. Pareciera que hoy en día los platos de ducha vienen con mampara incorporada, pero lo cierto es que hay muchos que son de obra nueva que se instalaron sin una y hemos ido tirando de una cortina de baño porque nos hacía el apaño. Ya tengas una bañera o un plato de ducha, te decimos cómo elegir la mejor mampara para tu baño.
Piensa en el tamaño. En estos casos, el tamaño sí importa. Esto puede parecer muy evidente, pero hay veces que no lo es tanto. Cuando vayas a comprar una mampara de ducha, tienes dos opciones: o bien tomas las medidas en tu casa antes de irte, o bien contratas a alguien para que te haga una mampara a medida. Sí, efectivamente, puedes comprar mamparas hechas a medida. Sin embargo, si tienes un presupuesto algo más ajustado, te recomendamos ir con las medidas aprendidas de casa.
Piensa en el mecanismo. Las mamparas son puertas transparentes o semitransparentes que dan paso a la ducha. Hasta ahí, todo está claro. Sin embargo, igual que todas las puertas del mundo, pueden tener mecanismos distintos. Las hay que se abren hacia fuera, que se pliegan sobre sí mismas o que se deslizan de un lado a otra. Si tu baño es pequeño, no te conviene una mampara que se abra de par en par y ocupe tres cuartas partes del servicio. “Lo ideal es tener en cuenta no solo la comodidad al abrirla, sino también lo cómoda que puede resultar tanto si está abierta como si está cerrada, por lo que el mecanismo de apertura es importante”. (fuente: asealia.com)
Piensa en la estética. Este consejo parece que sobra, ya que cuando pensamos en una mampara, somos plenamente conscientes de lo útiles que resultan, pero también pensamos en lo bien que quedan. Sin embargo, sí que tenemos que tener en cuenta la estética. Las mamparas están fabricadas con vidrio templado, y pueden ser totalmente transparentes, tener una apariencia nublada o incluir serigrafías. Tal vez vemos un ejemplar en una revista y nos enamoramos de un diseño determinado, pero luego lo instalamos en nuestra casa y no nos gusta nada el resultado. Esto pasa más a menudo de lo que pensamos, por lo que mi recomendación es pensar cómo quedaría determinado cristal en nuestro baño. Haciendo un ejercicio de imaginación, podemos prever si nos gusta o no, y no nos acabaremos arrepintiendo de la compra.