Emprender desde el pueblo, emprender en las zonas rurales parecía hasta hace una década cosa de hacer quesos de diseño, chorizos delicatessen, mover ovejas en régimen de exclusividad para producir menos con más calidad y fiar un negocio a la capacidad de innovar en los alojamientos rurales de nuevo sello.
Pero, desde que las nuevas tecnológicas se han abierto puertas a la deslocalización de los negocios, los emprendedores de pueblo empiezan a ser tendencia.
Un ejemplo de estos cambios es Girolab, un proyecto ambicioso, un espacio de innovación empresarial, abierto a la creatividad y el emprendimiento que ha establecido su base de operaciones en Aguilar de Campoo, en Palencia.
Girolab no está sola en la aventura, ha visto el mismo futuro que la Fundación Santa María La Real y la corporación Init con las que ha creado sinergias y una unión basada en la estrategia de promoción de oportunidades de emprendiduría en el mundo rural. Girolab aprovecha la infraestructura conectiva de Init en todo el Estado español y con ella alcanza la difusión que necesita el proyecto que de otro modo estaría muy limitada.
Girolab propone diferentes modelos de actuación para desarrollar ideas de negocio en el medio rural. Unos, aprovechando las ventajas del coworking, lo que se conoce como la incubación física de proyectos y de empresas. En el caso de Girolab, para autónomos y pequeñas empresas a las que se les ofrece un espacio físico en el que desarrollar su actividad.
Otras propuesta se centran en el denominado Programa Birdy, que está abierto a nuevos licenciados y estudiantes de cursos avanzados, o no. Ambas iniciativas intentan paliar la falta de lugares bien habilitados para emprender en el medio rural y espacios en los que encontrar asistencia y asesoramiento en proyectos de emprendiduría.
Emprender desde el pueblo, más allá de las ovejas, las casas rurales, los huevos de gallinas de corral y demás, es posible.