Entonces, como ahora, abundaban en sus lineales las marcas propias y reducían cualquier coste que obligara a incrementar el precio, por ejemplo, el desembalaje de la mercancía. Pero también hacían hincapié en los frescos y funcionaban casi como tienda de proximidad. Una fórmula que 30 años más tarde han reforzado a través de Dia Fresh, una serie de establecimientos especializados en productos perecederos que desde el año pasado satisfacen la demanda de un comprador cada vez más selecto. Su historia es también un ir y venir de países, compras y expansiones. Un extenso currículum: se trata de la primera enseña franquiciadora de España, ha pertenecido al grupo francés Carrefour y desde hace tres años cotiza en Bolsa, ganándose a pulso su entrada en el Ibex 35.
En los años noventa Dia se encargó, gracias a la compra de Dirsa, de llegar a todos los rincones de España. Ya en el año 2000, Carrefour le pone en bandeja el mercado galo gracias a la cadena ED y se hace un hueco en Brasil, Turquía, Grecia y China. Pero en 2010 volvía a sus orígenes españoles y poco a poco se ha ido desprendiendo de sus establecimientos en mercados como el griego o el turco. Además, la cadena de supermercados ha sido capaz de abarcar otros campos, como el de hipermercado alejado del barrio, con los Maxi Dia. Otro de los hitos corresponde a la fidelización de sus clientes gracias a un sistema de tarjetas y puntos que funciona hasta en China y tiene más de 40 millones de usuarios por el mundo.
Es evidente que en un entorno de crisis el carro de la compra ya no se llena con tanta alegría. Mirando el precio y reduciendo la lista de productos es como se acercan los clientes al supermercado, y Dia es el aliado perfecto. En esta línea, el nuevo proyecto de la cadena es la compra de la alemana Schlecker. La firma, especializada en productos de belleza, hogar y salud, añadirá más de 1.000 establecimientos a los que ya tiene el grupo y hará que el consumidor regrese a las droguerías.